El Inversor de Bolsillo Argentino: Su Memorable Nacimiento en 2018

El Inversor de Bolsillo Argentino

Tabla de contenidos

Efemérides del 12 de noviembre

El 12 de noviembre de 2018 fue un día muy especial para mí ya que saqué mi primer libro El Inversor de Bolsillo Argentino. Voy a contar cómo se me ocurrió sacar el libro, mi encuentro con Claudio Zuchovicki y luego de yapa, un capítulo completo de regalo.

Antes que nada, siempre me encantó escribir. Hacía historietas cuando era chico, mi afición eran las revistas AZ-10. Y el mundo de las finanzas era algo que me atraía, pero lo veía muy lejano. Nunca conocí a nadie que invirtiera en la bolsa ni nada parecido que me pudiera acercar a este mundo. Hice mis primeras incursiones haciendo algunos cursos online hace mucho tiempo, pero siempre me daba miedo poder ingresar con plata de verdad.

Hasta que en un tiempo me puse más serio a aprender, y tuve la dicha de tener a mi lado a Fede «Miky» Ivoskus que también buscaba la misma meta. Ambos aprendimos a la par, aunque ambos llegamos a distintos destinos. El pensar en cómo me sentía al empezar y lo que fui aprendiendo leyendo en foros, libros y a los golpes me hizo pensar… ¿Y por qué no hago algo para que quien venga atrás mío pueda hacerlo más fácil?

Ahí salió la idea del libro, para principios de 2016, y empecé a escribir El Inversor de Bolsillo Argentino. Sin embargo, pasarían más de 2 años hasta que el libro saliera a la luz. Esto se debió a que me costó mucho encontrar cómo producirlo (las editoriales tradicionales no son una opción para los escritores debutantes como lo era yo). Cuando finalmente encontré el cómo, me di cuenta que era arriesgado: tenía que pagar todos los libros yo, sin saber si los iba a usar para el asado o para qué.

Tomé riesgos y me mandé… nunca me voy a arrepentir de haberlo hecho. Todas las puertas que se me cerraron me mostraron que había que insistir. Y finalmente pude conseguir mi gran objetivo: poder llegar al punto «break even», es decir, recuperar la inversión. No me puedo quejar de cómo lo conseguí: en la bolsa de comercio, cuando nada más y nada menos que Claudio Zuchovicki me compra dos ejemplares de El Inversor de Bolsillo Argentino (mi intención era regalárselos, pero él insistió en comprarlos).

Y de ahí vino el libro dos, el tres, los programas de mentorías, este blog… El tiempo dirá que más, pero si hay algo que quiero destacar es: hay que insistir, de los fracasos se aprende, no se pierde definitivamente. Cuando bajás los brazos, sólo ahí perdés. Y ahora sí, el capítulo de mi libro liberado, nada más y nada menos que sobre la educación.

El Inversor de Bolsillo Argentino
Portada y Contratapa de El Inversor de Bolsillo Argentino Edición Platino 2024

Capítulo de El Inversor de Bolsillo Argentino:

La educación…
¿La mejor inversión?

Es un tema que puede tornarse polémico. Muchos padres gastan buena parte de sus sueldos en mandar a sus hijos pequeños a jardines de infantes muy costosos, pero de renombre, otros padres los envían a colegios del estado gratuitos. Algunos padres pagan clases de inglés, francés, piano, karate, etcétera… otros los llevan al parque a correr. Luego cuando sus hijos terminan los estudios secundarios, los envían a facultades de renombre, dándoles la posibilidad de retrasar el inicio de su carrera laboral. Otros, dejan que tomen sus propias decisiones y si quieren comenzar a trabajar sin estudiar en la facultad, los dejan libremente hacerlo. ¿Cuál es el enfoque correcto?

Primer paso: defina sus valores

Seguramente ya se puso de un lado o del otro, sea que tenga hijos o no. Mi respuesta a esta cuestión es que, antes que nada, hay que definir nuestros valores. De los elementos mencionados en el primer capítulo, ¿cuál va a ser prioritario? Prácticamente todos los trabajos privilegian uno en perjuicio de otro.

Por ejemplo, piense en esos carteles publicitarios colgados al costado de las autopistas o sobre edificios. Obviamente, alguien se trepa a esas alturas para poder colocarlo. La paga en trabajos de este estilo suele ser elevada, pero en un mal día puede tener un accidente que podría significar incapacidad o la muerte. Caso similar es el de un policía o bombero, su vida peligra constantemente. Por otro lado, un gerente de una empresa exigente puede correr riesgo de otra manera.

Lo viví cuando trabajé en Caltor. En una ocasión me tuve que quedar a solucionar un problema hasta bastante tarde junto a un gerente de otra área. Conversando acerca de lo tarde que se había hecho, me comentó que no era extraño para él quedarse hasta esa hora. Generalmente, trabajaba entre 12 y 15 horas por día. Pero no sólo él, los demás gerentes hacían lo mismo. Y el gerente general trabajaba más todavía, hasta los sábados y algunos domingos.

Una clase de trabajo de esas características debería ser rentable en sentido económico (faltaría menos, ¿no?) pero lógicamente, las relaciones interpersonales, familiares, y los valores morales, inevitablemente se van a resentir. Por otro lado, un administrativo quizás tenga un trabajo no demasiado excitante ni gane demasiado, pero cuenta con la ventaja de tener un horario fijo y establecido, y que su salud no corra riesgos (dicho en términos generales, algunos trabajos pueden ser muy estresantes por supuesto).

Segundo paso: elija su profesión y/o afición

Una vez definidos sus valores, debe elegir qué clase de carrera tomar, y diferenciar dos cosas: profesión y afición. Por la primera se entiende que es la que nos da de comer, por así decirlo. La segunda, lo que nos gusta hacer. ¿Puede ser ambas cosas a la vez? Por supuesto, es el punto ideal. Pero también hay que ser realistas: no siempre va a ser posible.

Esto ocurre a menudo con el espectro deportivo/artístico. Alguien puede ser muy bueno cantando, jugando al fútbol, pintando o bailando… sin embargo, sus posibilidades laborales no son las mejores, lamentablemente. Sólo un pequeño grupo logra hacerse famoso y rico por estos medios. En ese caso, conviene pensar en otra alternativa laboral para poder probar suerte mientras tanto en lo que más nos guste.

Una vez definida la carrera que deseamos seguir, debemos pensar en cómo obtenerla. Hay casos donde no queda otra alternativa que cursar una carrera universitaria, como en medicina. No intente ejercerla si no está recibido… ¡tendrá graves problemas, hasta podría ir preso! Pero hay otras carreras donde tiene muchas opciones, como en la informática.

Debería preguntarse: ¿Vale la pena estudiar una carrera donde posiblemente se me va a enseñar un montón de cosas que no voy a aplicar en mi trabajo? ¿Lo haría sólo por el título? ¿Qué ventajas me daría obtenerlo? ¿Mayor sueldo? ¿Cuánto más? Piense también en el factor tiempo que conlleva estudiar. La mayoría de las carreras largas pueden llevar unos diez años. ¿Puede trabajar de jornada completa a la vez que estudiar? En muchos casos eso implica trabajar de 9 a 18hs, salir corriendo para la facultad, cursar de 19 a 23hs, dormir. Fin de semana, estudiar. En ese caso ¿dónde quedarían los otros valores? ¿Tendría tiempo para dedicarles?

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Tercer paso: empleado o emprendedor

De la educación de hoy en día, ¿para qué piensa que lo prepara mejor? ¿Para ser empleado o emprendedor? Es importante recordar que el sistema educativo es el mismo que hace 100 años cuando toda la sociedad ha cambiado. Justamente mientras escribía este libro, leí sobre un concepto del cual no había escuchado: el sistema prusiano de educación. Fue como si me cerrara una cuestión que para mí nunca tuvo sentido.

En la antigua Prusia, a fines del siglo XVIII, se buscaban de manera urgente métodos para mantener a la gente contenta, ya que en aquel entonces había estallado la revolución francesa y temían que algo similar ocurriera. Por eso ofrecieron algo que a primera vista parecía genial: educación gratuita, pública y obligatoria.

Pero este sistema tenía una trampa: era un sistema para enseñar a los niños y futuros adultos a ser obedientes y aceptar órdenes sin cuestionar. Fue un éxito rotundo en el sentido de que para principios del siglo XX se había expandido por todo el mundo. Los empresarios apoyaron con gusto estas ideas, ya que permitía que las líneas de producción sean altamente eficaces y los trabajadores no cuestionen nada.

Cosas tan comunes como la división por edades, los exámenes, sistemas de calificación, premios y castigos… todas surgieron de este sistema. Si la persona es obediente, podrá terminar no solo la primaria y la secundaria, sino que también la universidad, y esto se ve recompensado con un status social superior al de los demás al permitirle acceder a trabajos mejores que los que pueden aspirar quienes no se adaptan al sistema.

Pero hay algo en común en todos los escalafones de enseñanza: TODOS sin excepción te enseñan a ser buenos empleados, nunca a ser buenos dueños. ¿Quiénes son los dueños de las empresas? La gente que se salió del molde. La que hizo cosas que los demás llamaron locuras. Los que dejaron la universidad en ocasiones o ni la pisaron (nombres como Thomas Edison[1], Walt Disney, Bill Gates, Steve Jobs o Henry Ford quizás nos sugieran algo). En las escuelas se condena terminantemente eso: hay una y sólo una respuesta correcta. No importa si pensaste algo original y sorprendente… si no es lo que está en los libros, está mal.

Recuerdo que me pasó eso en la secundaria, en la clase de física. No recuerdo sinceramente de que tema se trataba, sólo que había llegado a una fórmula que era P/L. Esa fórmula daba el mismo resultado que el método “oficial”. Lo compartí con mis compañeros y todos reconocieron su validez. Se lo mostré al profesor y reconoció los resultados… pero me dijo que igualmente tenía que hacerlo de la manera tradicional. A desgano lo hice correctamente en los exámenes para poder aprobar.

Otro grave error de los sistemas de educación es que se estimula el individualismo. Recuerdo hace unos años que estaba muy molesto con un compañero (seguro que todos los hemos tenido) que era el clásico trepador, que no le importaba nada con tal de quedar bien con los jefes y conseguir un aumento y/o ascenso. Pero luego me puse a reflexionar… ¿Qué enseña la escuela? ¿Qué pasa si yo ayudo a un compañero en un examen?

Recuerdo haberlo hecho en algunas ocasiones, reconozco que no era lo correcto, de hecho, hacerlo era bastante arriesgado, si me descubrían quizás tendría un aplazo a pesar de saber las respuestas. Entonces, ¿cómo puedo esperar tener compañeros de trabajo colaboradores si en la escuela se nos enseña la salvación personal y la idea “los demás que me importa”?

Se han hecho numerosos estudios que revelaron que hay muchas mejores formas de aprender que siendo forzados por un examen con nota, la cual una mala significa un bochorno y tirón de orejas familiar. Estos estudios indicaban específicamente que, al cabo de dos semanas, de lo que hemos leído, solo recordamos un 10%. Si tuvo un examen hace poco tiempo, trate de recordar lo que leyó. Si pasaron unas semanas, seguramente no se va a acordar de nada. ¡Qué útiles fueron los libros que me devoré para los exámenes de historia!

En cambio, cuando participamos más activamente, mediante juegos, películas u otros medios interactivos, es cuando más aprendemos. Por ejemplo, ¿cuántos hemos aprendido las banderas de países o las capitales tratando de capturar a Carmen Sandiego? ¿O conocimos la historia de Juana de Arco por la película o por la campaña del Age Of Empires[2]?

En general, trabajar como empleado nos da una disciplina que muchas veces cuesta encontrar entre los que trabajan por cuenta propia. También permite aprender y adquirir experiencia. Una vez que tenemos estas cosas, decidir trabajar por cuenta propia puede ser un buen avance, ya que otorga una mayor flexibilidad, que a la vez también conlleva mayor responsabilidad.

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Cuarto paso: cómo obtener el conocimiento

Hay casos donde podemos mejorar nuestras posibilidades laborales de manera sensible, y no siempre estudiando largas carreras. Por ejemplo, el saber un segundo idioma como el inglés puede abrirnos muchas puertas. O la matrícula de un gasista le permite firmar planos, lo cual es más redituable que la mano de obra en sí. También son muy requeridas en la informática ciertas certificaciones, donde se toma el curso opcionalmente y se paga solamente el examen. En poco tiempo se puede aspirar a un trabajo para el cual teníamos pocas posibilidades[3].

Tenga en cuenta también que vivimos en la era de la información. En Internet se puede conseguir todo tipo de información y generalmente gratis. Y no estamos hablando de información de poca calidad. Por ejemplo, tómese un momento en revisar esta web: www.edx.org. Aquí podrá encontrar cursos de las universidades más prestigiosas de lo que se le ocurra. Y muchos de estos cursos son gratuitos. También podrá obtener valiosas certificaciones.

Tampoco nos olvidemos de los libros. En estos hay un gran caudal de información, a través de Internet es mucho más fácil acercarnos a ellos. La mayoría de las carreras están basadas en estos, por lo tanto, aprovéchelos y léalos… recuerde que el saber no ocupa lugar.

Con respecto al mundo de la inversión, carrera que recomiendo en este libro y considero obligatoria como un segundo trabajo, no es necesario tener grandes conocimientos ni estudios. Puede que alguien piense que es requisito ser contador o licenciado en economía, pero no creo que esto sea necesario. Puede otorgar una pequeña ventaja, pero no más que eso. Tampoco hace falta ser matemático o hacer grandes cálculos, primero porque en Internet hay calculadoras para todo, y, por otra parte, los cálculos que necesitan los inversores no pasan de sumas, restas, multiplicaciones y divisiones.

Si este es su primer libro sobre inversión, ¡lo felicito! A pesar de ser un libro inicial, tiene todas las herramientas necesarias para empezar. De hecho, si logró entender los conceptos fundamentales que veremos más adelante, sabrá más que el 70% de los que invierten. Por supuesto, le recomiendo continuar con el aprendizaje leyendo varios libros sobre este tema y luego investigar en las redes sociales: compartir opiniones sobre empresas aporta muchísimo conocimiento a todos los participantes.

Quinto paso: no se rinda

Llegar a tener la empresa que queremos, el empleo o la carrera que soñamos lleva tiempo. Y en ese tiempo, tendremos muchos fracasos. No baje los brazos, vea los errores como parte del aprendizaje. Recuerde que detrás de toda persona exitosa suele haber muchos fracasos. Busque la biografía de Jack Ma, el fundador de Alibaba y podrá comprender bien este punto. Tampoco deje que los comentarios negativos de otras personas lo desanimen. Siga adelante y nunca se rinda.

En conclusión, mi consejo es que evalúe bien las ventajas y desventajas. No hay una respuesta a cada situación personal. Si va a invertir en educación, algo que aconsejo completamente, asegúrese que valga la pena. No se sienta en la obligación de estudiar por estudiar… terminará como la gran mayoría que pierde tiempo empezando carreras para no terminarlas. Recuerde que primero debe pensar en cuáles son sus valores. En segundo lugar, piense en qué es lo que le gusta. Tercero, decida si quiere ser emprendedor o empleado. No todo el mundo nació para ser emprendedor, inversor o empleado… es importante que lo tenga claro.

Pero más importante aún, es que hay más en la vida aparte de ser un empleado de lo que fuere. Si tiene una idea en mente, adquiera conocimiento, adquiera experiencia. Quizás le sirva un trabajo para obtener estas cosas. Piense, piense y siga pensando que es lo que quiere hacer con su vida. Después, decida de qué manera puede obtener el conocimiento que necesita. Hay infinidad de opciones, y no una sola como muchos piensan. No es una decisión fácil por supuesto… y nadie nos puede dar esa respuesta excepto uno mismo. Y casi me olvido de recordarle una vez más: ¡NO SE RINDA!

De yapa, podés ver dos vídeos que profundizan más sobre este tema, y conocer más sobre la historia del fundador de Alibaba.


[1] Según la biografía del sitio web Wikipedia, cuando tenía solo 8 años un profesor lo tildó de “estéril e improductivo”. 75 años después, obtuvo su patente N° 1093. Entre sus inventos se encuentran la lámpara incandescente, las baterías, el micrófono de carbón y la red de distribución de energía eléctrica. Nada mal para alguien “estéril e improductivo”.

[2] Creado por Microsoft®

[3] Nunca me voy a cansar de decir que siempre van a hacer falta más electricistas, plomeros, gasistas o carpinteros.

Nota adicional: El Inversor de Bolsillo Argentino es una marca registrada, todos los derechos reservados.

El capítulo 5 de El Inversor de Bolsillo Argentino fue adaptado para ser optimizado en navegadores web, no se modificó elcontenido sólo se redujo el tamaño de los párrafos.

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